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Lidia Anglada: "No hay ningún trastorno que sea idéntico en todas las personas que lo sufren"

  • websalut97
  • 7 may 2019
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 5 jun 2019


Lidia Anglada, psicóloga clínica

Entrevista

Lidia Anglada Bagur se licenció en Psicología (2003) y más tarde, hizo el Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia y el Doctorado. Además, complementó su formación haciendo el PIR en Madrid. Profesionalmente, ha ejercido de psicóloga en IB-Salut en Menorca en la Unidad Comunitaria de Salut Mental de la Infancia y Adolescencia y ha trabajado como psicológica en la Clínica Juaneda Menorca y al Gabinete de Promoción Profesional de Blanquerna. También ha se ha dedicado a impartir cursos y talleres sobre la psicología deportiva. Actualmente, se encuentra dentro de un programa sobre “bullying escolar” del Gobierno Balear y ha abierto una consulta de Psicología General Sanitaria en Ciudadela de Menorca.


En primer lugar, ¿por qué se producen los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)?

Por una distorsión en la propia imagen de la persona. Surge de un sentimiento de insatisfacción o rechazo de sí mismo, y la necesidad imperiosa de gustar a los demás.


¿Por qué de los cientos de miles de personas que realizan una dieta para adelgazar y se exponen a padecer un TCA, solo una parte los desarrolla?

Cuando un deseo se convierte en una obsesión, apologizamos nuestro comportamiento. Detrás de una persona que sufre un TCA hay una estructura de personalidad de tipo obsesiva, insegura, con baja autoestima, insatisfecha consigo mismo que necesita tenerlo todo bajo control y necesita recurrir a la alimentación para satisfacer sus complejos, con el posterior sentimiento de culpa. Y aquí empieza el espiral de un trastorno, del que sin ayuda profesional, es complicado salir.


Entonces, ¿existe un perfil muy definido del tipo de paciente propenso a sufrirlos?

Sí. Muchas veces hay un alto grado de ansiedad, lo que lleva a un patrón de comportamiento hacia la comida no sano. En su perfil, a partir de la baja autoestima nace la inseguridad hacia su entorno, hacia sí mismos y necesitan controlar todo de su entorno cotidiano para conseguir mayor seguridad, lo que les conduce a buscar conductas para paliar ese malestar.


Por tanto, la autoestima tiene mucha fuerza en los TCA.

Muchísima. Determina mucho cómo se enfrenta una persona a sí misma. Sin un autoconcepto y autoimagen ajustados, el riesgo de cometer conductas de riesgo es mucho mayor.


Según su experiencia, en los últimos diez años, ¿se ha incrementado, o se ha reducido la incidencia de los trastornos alimentarios?

Es difícil concretar datos, pero como en la mayoría de los trastornos mentales, lo que sí ha aumentado es el diagnóstico y la mayor especialización en los tratamientos interdisciplinares que debe llevarse a cabo.


¿Cómo se puede detectar un TCA en una persona?

En el entorno social, por ejemplo se puede detectar si deja de mantener las salidas sociales, no acude a comidas o cenas con amigos, evita comidas más calóricas o se margina de su grupo de iguales. En cambio, en el ámbito personal, vemos una mayor exclusión de la sociedad, obsesión con acudir al gimnasio, pesar lo que comen (en gramos) y en el caso extremo, hasta llegar al punto de no tolerar la comida y poder necesitar un ingreso (muchas veces involuntario) para evitar un final catastrófico. Y por último, en el entorno familiar se puede detectar si justo después de las comidas, se levanta casi inmediatamente después de comer (para ir al baño a provocarse el vómito) o si se encuentra comida escondida por su habitación.


En relación con este entorno familiar del que hablas, ¿qué pueden hacer los padres para prevenir que sus hijos puedan llegar a desarrollar un TCA?

Desarrollar un estilo de vida con hábitos saludables, aceptar a sus hijos tal y como son, cuidar las expectativas, la sobreexigencia o la sobreprotección. Acompañar y educar en valores. Por ello, cuando se presenta un TCA la familia debe dar todo su apoyo ante el diagnóstico y tendrán que acudir también a las sesiones de tratamiento. Ellos serán los caminantes que acompañarán desde el amor incondicional para abrir los brazos en los momentos más difíciles.


Centrándonos en el entorno social, ¿qué se puede hacer si pensamos que mi amigo o amiga tiene un problema con la alimentación?

Hablarlo con él/ella, y si no reacciona al respecto, hablarlo con la familia. El apoyo de los familiares va a ser la clave para iniciar un tratamiento.


Centro de Psicología Lidia Anglada


¿El inicio es igual en todos los trastornos de este tipo?

No hay ningún trastorno que sea idéntico en todas las personas que lo sufran: depende de las variables personales de cada individuo. Así la intensidad y gravedad tampoco son equiparables en todos los casos. En este caso, el inicio puede variar según la situación o momento vital que esté pasando la persona. La comunalidad serían los rasgos de personalidad mencionados.


¿El reconocimiento del trastorno es el primer paso y el más difícil?

Así es, aunque de hecho es muy difícil que los/as pacientes acepten que se trate de un trastorno mental, y normalmente no son ellos/as quien piden ayuda, sino sus familiares. De aquí la necesidad de la implicación de su entorno más cercano, la familia.


¿Los TCA son problemas más frecuentes entre los adolescentes?

Sí, mayoritariamente. Es esa etapa de transición donde está en construcción el sentimiento de pertenencia (necesidad de formar parte de un grupo de pares) y se crea la identidad. Y es más probable en las chicas que entre los varones.


Cuando se habla de este tipo de problemas se piensa siempre en mujeres, pero también afecta a los hombres. ¿Cuáles son las principales diferencias entre los pacientes masculinos y femeninos en cuanto a las manifestaciones de estas patologías?

En hombres es más común la vigorexia, que es la obsesión por una imagen de hombre musculado y con un peso “ideal”. A los hombres les cuesta más pedir ayuda profesional, aunque las mujeres viven peor sus complejos por los protocolos establecidos por la sociedad, por la moda: en los anuncios publicitarios, en os maniquíes de los comercios, en las revistas de moda, etc.


Precisamente, en la publicidad, las películas y los medios de comunicación aparecen personas delgadas como símbolo de belleza y requisito imprescindible para alcanzar el éxito y la felicidad. ¿Qué se está haciendo algo, por ejemplo, en los colegios para tratar de contrarrestar estos mensajes?

Desde el mundo educativo, se están llevando a cabo muchas actuaciones en temas centrados en el alumnado, pero sobre todo lo relacionado con el tema de las relaciones sociales (acoso escolar, exclusión, problemas de violencia, etc.), y más centrados en la conducta que es lo más disruptivo dentro de las aulas. Trabajar la concienciación de este tipo de problemática alimentaria desde edades precoces debería ser un tema a tratar en los centros, enfocándolo desde la autoestima y la educación emocional, que sí son temas muy trabajados en las escuelas.


¿Cómo se pueden hacer los profesionales de la educación y mentores trabajar la concienciación de este tipo de problemática alimentaria?

Charlas en los centros, sesiones de tutoría, talleres grupales, formación al profesorado ante los primeros indicadores: baja autoestima, y conductas extrañas con la comida durante los patios (“recreos”) de los centros, es decir, mayor vigilancia.


A parte de las escuelas, ¿qué papel desempeñan las asociaciones contra la anorexia y bulimia?

Realizan terapias grupales para poder interactuar con personas que padecen el mismo trastorno, y así aumentan el nivel de concienciación y de ayuda mutua.


En el caso de los trastornos alimentarios, ¿cuál o cuáles son los tratamientos que han demostrado resultar más efectivos?

En estos casos siempre precisa una intervención especializada, desde profesionales de la psicología, de la psiquiatría (para prescribir tratamiento psicofarmacológico en casos de depresión, ansiedad, etc.), y control por enfermería (peso, constantes vitales).


¿En qué consiste el tratamiento dietético una vez que se ha conseguido que el paciente admita el trastorno alimentario?

No se trata de un tratamiento dietético, sino de una dieta equilibrada y rica en proteínas, minerales, calcio, hierro, etc. Por lo que precisará de controles mediante analíticas de sangre para asegurarse que el/la paciente ya dispone de todas las propiedades necesarias en su organismo.


Y ya por último, personalmente, ¿crees que se han producido avances significativos en el abordaje de los trastornos alimentarios, o se siguen utilizando los mismos sistemas?

Cada vez más se establecen más unidades especializadas en TCA, y como comentaba antes, es imprescindible un tratamiento psicoterapéutico para abordarlo, combinado con el psiquiátrico.


Anaïs Faner

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